Una historia de homofobia a Mexiquense

“De haber sabido que me iba a ir mal, nunca hubiera aceptado los besos del gobernador y mucho menos rodearme de los nefastos políticos del PRI”. Pero Agustín lo hizo. Y más aún, se atrevió a bailar, cantar y sonreír para los fotógrafos de los diarios Metro y El Mexiquense, y se creyó Albin Mougeotte personaje protagónico de La Jaula de la Locas y dijo que se fue emocionante sentir la sensación de los tacones. El lunes 21 de aquel mayo de ese 2007 Anabel sería la primera hacerle saber que la homofobia había entrado de manera definitiva a la vida de Agustín.

Anabel llegó a la oficina de Agustín hecha una fiera. – ¡Se te van a ver mejor a ti que a cualquier otra vieja! –le dijo la mujer y le aventó unas zapatillas. Agustín entendió el despecho de la mujer y dejó pasar el berrinche. Pero más tarde recibiría la llamada de Ernesto Monroy Yurrieta, subsecretario de Educación Básica y Normal del Estado de México, y entendió que su audacia le iba a costar cara: –Le hemos otorgado una licencia para separarlo del cargo por un año; seguirá recibiendo su salario –dijo Monroy. –Pero yo no pedí ninguna licencia, contesto Agustín. –La medida se ha tomado por la demanda que hay sobre su homosexualidad. Y ya ve lo que dicen: muerto el perro se acabó la rabia.

La demanda la habían firmado, entre otros, Anabel, Margarita Díaz, Esmeralda Ayala, Víctor González y Arlette Gress Reyes, todos profesores que se decían sus amigos y ahora salían con que siempre no, que el gobernador les había ofertado dos plazas docentes en una misma escuela con mejor pago y cambio de nivel a cambio de que le pusieran “el dedo” al maestro. Agustín terminó de escuchar su futuro en palabras de Monroy y creyó que podía cambiarlo. A la cita con la Contraloría de la Secretaría de Educación mexiquense iría a decir que la ley estaba en su favor, pediría que le dijeran en qué parte de la Constitución decía que los homosexuales no tenían derecho a trabajar y ¿En qué parte de la ley decía que los hombres no podían utilizar vestido en una obra de teatro?, ¿En qué parte de la ley decía que los hombres no se podían poner zapatillas? Por lo que intentaría que  aunque sea le devolvieran su trabajo. Pero se equivocó. “Desde que llegué la contralora me dijo que la orden del subsecretario de Educación, Ernesto Monroy era que me cesaran del puesto de director escolar”, cuenta Agustín mientras carga a la risueña Cristal, su hija. Agustín toma aire, le da la mamila a Cristal y continúa: “Entonces recibí una llamada de un teléfono privado, era Enrique Peña Nieto que quería que lo fuera a visitarlo a la universidad de Nezahualcoyotl”. Agustín se ilusiono  pensando que lo dejaría en paz, si él le decía: “yo no vi nada, no escuche nada y no sucedió nada”. Agustín creyó que Peña Nieto recordaría sino el amor, los votos electorales que le consiguió, para la gubernatura en el 2005, que fueron casi 5000. O quizá se acordaría de que Agustín le llevó la idea de obligar al gobierno estatal a dar secundaria y preparatoria a los jóvenes discapacitados. Estrategia política que posteriormente usaría como bandera política, con la que gano las elecciones en el 2005.

Agustín se entrevistó con Enrique Peña Nieto y le dijo: –Monroy me corrió por ser homosexual, ¿vas a permitir esta actitud homofóbica Enrique? Recuerda el maestro que Peña Nieto lo miró “con desprecio, me dio dos palmaditas perdonavidas y me dijo: ‘Mira, Agustín: ¿qué podemos hacer? A los homosexuales no se les quiere para dar clases. Además: ¿cómo te atreviste a vestirte de mujer? Sabes mucho, ya no vamos a poder coger, voy a tener que romperte la madre’ Y se fue. Sentí un vacío en el estómago y pensé que me esperaba lo peor”. – ¿Y luego? –Me corrieron de la escuela, nombraron directora a Norma Sandoval (ella era consejera de la Comisión de Derechos Humanos de Ecatepec) y echaron a la calle a los niños de las madres que me apoyaban. No quedó otra y los padres de familia se manifestaron. En una ocasión cuando Agustín se encontraba caminando rumbo a su casa, fue subido a una patrulla y llevado al Ministerio Público de Ciudad Cuauhtémoc. Ahí recibió la madriza de mi vida, lo azotaron la cabeza contra la taza del baño y le introdujeron a la misma, “desafié a los dos policías he intente defenderme por lo que no se dé donde saque fuerza derrumbando la puerta del separo y salí corriendo, pero había policías afuera y me atraparon, me patearon delante de la gente que transitaba por la calle y me metieron arrastras nuevamente al edificio. No sé cuántos policías me golpearon, pero terminé encerrado en el baño del Ministerio Publico y estando esposado, un policía me sometió en el suelo, después fue por una silla, se sentó y puso sus pies arriba de mí. Uno de mis hermanos pagó la fianza y al otro día los padres de familia del CAM 33 y 34 rodearon las oficinas representativas de Enrique Peña Nieto en el Municipio de Ecatepec, ese día Enrique visitaba el Municipio.

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